De fútbol y gripes porcinas

¿Así se verá el Amalfitani en la final?

¿Así se verá el Amalfitani en la final?

A una semana del final del torneo hay una duda instalada en el ambiente del fútbol que preocupa a más de uno: la posibilidad de que el decisivo partido entre Vélez y Huracán se juegue sin público, al igual que el reto de la fecha. ¿Inseguridad? ¿Los dirigentes no se pusieron de acuerdo en la cantidad de entradas para el visitante? Nada de eso, la razón es la gripe A, que avanza a paso redobla en el territorio nacional y el Gobierno parece no saber cómo controlarla.

Por supuesto que en términos futbolísticos y de espectáculo sería algo casi bochornoso, pero la realidad indica que algo hay que hacer para preservar la salud de la población, que es, por supuesto, muchísimo más importante que un partido de fútbol, así sea la final. No es nuestro objetivo meternos en el plano político, pero en este caso se hace casi imposible separarlo de lo deportivo. Da la impresión de que las cifras de infectados es mucho mayor a la que se está dando a conocer y no se entiende por qué aun no se decretó un cese total de las actividades sociales, tal como se hizo en México. O en realidad, sí se entiende: las elecciones. El Gobierno ya fue criticado por adelantarlas en su momento y no se va a echar atrás justo ahora, postergándolas como debería hacer teniendo en cuenta la peligrosidad de la crisis sanitaria (que desde el Gobierno mismo admiten).

Volviendo al plano meramente futbolístico, una final sin público sería otro capítulo bizarro en la historia de nuestro fútbol, pero uno más al fin. Acá este tipo de sorpresas, valga la redundancia, no sorprenden. Está dentro del abanico de posibilidades esperables en un país tan desorganizado. También se jugarán mucho Gimnasia de La Plata y San Martín de Tucumán, por lo que la ausencia de hinchas no solo sería perjudicial en la lucha de arriba. Es más, hasta me atrevería a decir que el Lobo, que juega de local con su descendido tocayo jujeño, pierde mucho más que el Globo y el Fortín. La presión y el empuje que genera la hinchada en momentos como este es fundamental para los equipos que pelean por no descender, más teniendo en cuenta el rival de turno, un equipo descendido y con muchos chicos que, en caso de jugar a cancha vacía, lo hará sin presión.

Que quede claro: lo más importante, y por mucho, es la salud de la gente, la de los hinchas y jugadores también. Nada es tan importante como eso; menos un partido de fútbol. Aunque, si fuera por mí, ya habría tomado las medidas necesarias y no esperado hasta las elecciones…

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