Ni muy muy, ni tan tan

El Pitbull festeja

Boca le ganó a River, en un partido donde más que merecimientos, fue un duelo de a ver quién era el peor del semestre. Un partido, donde los nombres que sobresalieron y se destacaron, aparte del sorpresivo goleador, fueron los de la experiencia: los Gallardo, los Almeyda y los Riquelme, se encargaron de poner futbol y orden al estado de caos con que se encontraban los dos equipos. Y en la recta, donde estaban cabeza a cabeza, la diferencia la sacó el Xeneize, que renovó (por obligación) casi toda la línea defensiva y (por necesidad futbolística) el mediocampo.

Pero no hay que ser necios. Lo de Boca, si bien superior a River, no fue un dechado de virtudes. Boca tuvo más actitud y conoció sus limitaciones: la novata saga central Xeneize, compuesta por el debutante Bonilla y el siempre criticable Luiz Alberto, sabe que lo suyo no es tener la pelota en los pies, entonces, cuando en la primera que trataron de salir jugando (el colombiano) y se la dejaron mansita a Gallardo, empezaron a revolear todo lo que recibían. A parir de allí, toda pelota boyando en la zona de la medialuna del área defendida por García terminaba en el palco, o en la segunda bandeja. Así y todo, con muy poco, River se encargó de dejar a Funes Mori dos veces mano a mano con el arquero de Boca, donde el delantero millonario hizo, en ambas situaciones, la más difícil: dársela en las manos a García.

En la mitad de la cancha estuvo la diferencia más grande: Medel, Méndez y Giménez, fueron más que Ahumada, Almeyda y Rojas. Dos goles para ser exactos. Los tres medios de Boca corrieron todas las pelotas y se jugaron la vida en cada una (a Medel lo terminaron expulsando y Méndez fue amonestado) y el chileno terminó siendo el sorpresivo goleador de la tarde. Del otro lado, Almeyda, si bien sigue siendo lo mejor del medio de River, no fue el mismo del Superclásico pasado (tampoco estuvo en la misma posición) y ni el, ni Ahumada, pudieron contener a un Riquelme que se canso de manejar los tiempos del partido.

Las cargadas no se hicieron esperar

Y si Boca lo ganó es también responsabilidad de River, que en el primer gol, al margen del centro de Riquelme (¿avivada o pifia?), hicieron todos un nonito importante que dejó a Medel solo. El segundo es para poner en un cuadro, aunque queda claro que la corrida de Monzón (venía corriendo desde el Hospital Argerich), y el amague de Gaitán dentro del área, se lo pueden hacer nada más que a la defensa de River, que es un canto a la falta de reacción.

¿Pudo ganarlo River? No. Daba la impresión que si hubieran jugado dos horas más River no hubiera hecho mella en el arco de García. Funes Mori jugó descalzo y Canales no la toco en todo el match. ¿Tan superior fue Boca? No, en todo caso River fue inferior, pero este Boca no puede ser superior a nada. Con un poco de actitud le alcanzó para ganar a River, pero jugando así, un Estudiantes por decir algún equipo, lo pasa por arriba. ¿Fue merecida la victoria Xeneize? Si, por supuesto. En parte por la actitud y orden que mostró Boca, y en parte por lo inofensivo del ataque e inocente de la defensa de River, pero desde ya no quier decir que haya jugado bien. Ninguno de los dos lo hizo.

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No más Carlos Bianchi

La gente de Boca se expresó ayer en el Superclásico

No siempre brilla el sol en el Mundo Boca. Así lo demuestra la crisis institucional que está viviendo desde la muerte de Pompilio, y que no se solucionó con la llegada de Carlos Bianchi como manager. Y el propio Virrey pegó el portazo ayer, luego del esperado tira y afloje con la dirigencia Xeneize, para que asuma como DT. El ex técnico dijo que no, y los dirigentes le dieron a entender como que “es esto o nada”. Fue nada nomás y Boca se quedó sin manager.

Según declaraciones de Bianchi publicadas en el Diario Crónica, la renuncia a su cargo se debe a que “hay dirigentes que quieren el bien de Boca y los quiero dejar tranquilos para que puedan hacer su trabajo. Hay otros que no quieren el bien y por eso tomé la decisión de irme”. Lo cierto es que Boca se quedó sin su primera opción para reemplazar a Basile.

La gestión de Carlos no fue de lo mejor. Amor Ameal lo contrató para manejar la parte futbolística del club, y, como principal medida, reducir los salarios y pesificar aquellos que están en pesos, como los de Ibarra y Palermo. Pero el Virrey sorprendió a propios y ajenos cuando se negó a hacerlo, aduciendo que no habla de dinero con jugadores que dirigió, debido a la relación especial que los une. Por ese mismo motivo tampoco hizo la limpieza de plantel que la dirigencia también le solicitó. Paradójicamente, a pesar de todos los problemas económicos que Boca buscaba solucionar de la mano de Bianchi, el Virrey firmó un contrato de 2 millones de dólares anuales, que luego redujo a la mitad debido a la crisis económica.

Sin rendir como manager, la gente y los dirigentes le pidieron que asuma como DT, a lo que Bianchi se negó una tras otra, todas las veces que se lo pidieron. Para los acérrimos enemigos del Virrey (lo son muchos en la dirigencia de Boca), Bianchi le dio nuevamente la espalda a Boca. Para los amantes incondicionales, el ex DT fue el mártir de la cabaretística Comisión Directiva Xeneize.

Mientras tanto, Boca sigue sin DT (Cagna está muy cerca), e inmerso en una crisis futbolística y dirigencial como no la había vivido en años. O mejor dicho, que sí había vivido, pero los triunfos lo enterraron todo. Hoy el club de la ribera no tiene ni triunfos, ni paz.

El 2010 va a ser un año difícil en el Mundo Boca…

Realidades expuestas

River se llevó el primer Superclásico del año por 3 a 1 (Villalva, Funes Mori y Rojas para River, mientras que Palermo empató transitoriamente para Boca), dejando en evidencia, una vez más, las pobrezas defensivas de Boca, que en tres partidos recibió diez goles. El partido fue una clara demostración del presente de ambos equipos: mientras que River esta, muy de a poco, levantando su nivel, a base de los juveniles (que anoche fueron fundamentales), Boca sigue apostando a los veteranos, que tantas alegrías supieron cosechar pero que en este momento dan enormes ventajas contra jugadores medianamente concentrados.

Si bien el despliegue del Millonario tampoco fue de lo mejor, con una buena sintonía entre el debutante Rojas y los delanteros Villalva y Funes Mori, le alcanzo para dejar en evidencia el mal momento que esta pasando Boca, especialmente la línea defensiva, ya que el Keko, sobre todo en el segundo tiempo, se canso de desbordar y desnivelar a los dos centrales. Importante aporte de Rojas, autor de uno de los goles (ay, Abbondanzieri!), que se encargó de la conducción de las acciones de mitad de cancha para delante. Tal vez el punto más flojo de River sigue siendo la defensa, que se vio inquietada ante cada embate de Boca durante los primeros 45.

Poco para decir de Boca, más que es un desastre. Tal vez una de las demostraciones futbolísticas más pobres del Xeneize, que se mostró apático y como una maquina de cometer errores y entregar pases al rival. El Coco, cada vez más en duda, debe resolver urgente los gravísimos problemas que tiene en el fondo: los cuatro de la línea defensiva, nunca coordinaron correctamente y fueron conos con la bandera de Suecia, los cuales Villalva se encargo de pasar una y otra vez. Abbondanzieri, por otro lado, esta más cerca de ser un ex arquero que del nivel que supo tener anteriormente. Poco de Román. Un gol de Palermo, y alguna que otra positiva de Gaitán. Nada más.

El primero se lo llevó River. El domingo en Mendoza, se jugará la revancha. Veremos que pasa…

En deuda con el fútbol

El Muñeco la clavó en el ángulo

El Muñeco la clavó en el ángulo

Otra vez un Superclásico que decepciona. Otra vez un River –Boca, con un empate como resultado final. Tal como ocurriera hace aproximadamente 6 meses atrás, pero en el Monumental, River y Boca igualaron 1 a 1 con goles de Gallardo, con un magistral tiro libre (como hace 6 meses), y Palermo, con un sablazo del borde del área (como hace 6 meses).

El partido no fue malo, fue tosco. Iban llegando como podían al área, dejando en deuda, una vez más, a todos los hinchas que guardaban las expectativas de ver un buen partido. De todas maneras, en la suma de los hechos, se puede pensar que River fue un poco más, apenas, por todo lo hecho en el primer tiempo: tuvo el gol, el penal atajado por Abbondanzieri, una de Nico Domingo que pasó muy cerquita ni bien arrancado el partido y la de Abelairas a las manos del Pato. Mientras tanto, Boca fue un tibio intento de algo, porque eso fútbol no era: con un Riquelme desconectado del equipo gracias a la muy buena marca de Almeyda, Palermo sin recibir en el área, con Insúa que iba pero chocaba siempre y con un Ibarra cuyo físico le esta pidiendo el pase a retiro, trataba de acercarse a los tumbos al área de River. Pero lo más claro que tuvo fue un tiro de afuera de Rosada que paso a un metro del palo izquierdo de Vega.

River lo pudo liquidar, tuvo en sus manos la posibilidad de bajarle la persiana al Superclásico al promediar el primer tiempo, pero desaprovechó todas las chances que tuvo. Y aquí bien podríamos deformar el conocido refrán y decir que no se debe dejar para el segundo tiempo, lo que se puede hacer en el primero, principalmente porque en el fútbol todo puede pasar y los Millonarios se encontraron al minuto con un Villagra que se hacía amonestar por segunda vez en el partido, y se quedaba con diez para todo el complemento. Boca, que venía golpeado y en desventaja, supo ver la oportunidad que se generaba por la zona izquierda de la línea de fondo de la Banda, y allí mando a Gaitán, uno de los mejores en el Xeneize, quien comenzó a causar estragos en la débil defensa de River. Incluso encontró oportunidad en la expulsión de Cáceres y se quedó con una línea de tres mentirosa en el fondo. Así River fue retrocediendo en el campo, ya sin Gallardo, y Boca creció en nivel y en peligro para el arco de Vega

El Titán metió su 8º gol oficial a River

El Titán metió su 8º gol oficial a River

Así Boca llegó al gol, con la segunda pelota peligrosa que tocaba Riquelme (la primera fue un tiro libre que paso cerca), puso un taco para la aparición de Palermo y el 1-1 final que se venía oliendo desde hacía rato. Siguió yendo Boca y lo pudo liquidar con un sorpresivo tiro libre de Román y un mano a mano de Gaitán que justo cerró Domingo, pero así y todo dio la sensación de ser menos claro y punzante que River en la primera mitad. Incluso en el complemento la más clara, sin contar el gol de Palermo, fue de River, con Abelairas acertándole al palo de Abbondanzieri.

Para el olvido queda el arbitraje de Saúl Laverni, cuyo debut en el Superclásico, lejos estuvo de ser bueno: se comió las dos manos de Buonanotte previo al penal que le comete Monzón (fue penal), Abbondanzieri se adelanto un metro y medio al detenerle el tiro a Ortega, y para coronarla, compro la actuación de Guillermo Barros Schelotto Ortega y expulsó a Cáceres.

Fue empate, sin mayores merecimientos para uno u otro. Aburrieron por momentos y por otros, muy pocos, intentaron entretener. Así pusieron punto final a los Superclásicos cosecha 2009, dejando un pobre empate, de señas particulares idénticas al del torneo anterior.

Nuevamente, quedan en deuda.

Los Top de la Fecha 10

Las fotos son de Cancha Llena