El partido no fue malo, fue tosco. Iban llegando como podían al área, dejando en deuda, una vez más, a todos los hinchas que guardaban las expectativas de ver un buen partido. De todas maneras, en la suma de los hechos, se puede pensar que River fue un poco más, apenas, por todo lo hecho en el primer tiempo: tuvo el gol, el penal atajado por Abbondanzieri, una de Nico Domingo que pasó muy cerquita ni bien arrancado el partido y la de Abelairas a las manos del Pato. Mientras tanto, Boca fue un tibio intento de algo, porque eso fútbol no era: con un Riquelme desconectado del equipo gracias a la muy buena marca de Almeyda, Palermo sin recibir en el área, con Insúa que iba pero chocaba siempre y con un Ibarra cuyo físico le esta pidiendo el pase a retiro, trataba de acercarse a los tumbos al área de River. Pero lo más claro que tuvo fue un tiro de afuera de Rosada que paso a un metro del palo izquierdo de Vega.
River lo pudo liquidar, tuvo en sus manos la posibilidad de bajarle la persiana al Superclásico al promediar el primer tiempo, pero desaprovechó todas las chances que tuvo. Y aquí bien podríamos deformar el conocido refrán y decir que no se debe dejar para el segundo tiempo, lo que se puede hacer en el primero, principalmente porque en el fútbol todo puede pasar y los Millonarios se encontraron al minuto con un Villagra que se hacía amonestar por segunda vez en el partido, y se quedaba con diez para todo el complemento. Boca, que venía golpeado y en desventaja, supo ver la oportunidad que se generaba por la zona izquierda de la línea de fondo de la Banda, y allí mando a Gaitán, uno de los mejores en el Xeneize, quien comenzó a causar estragos en la débil defensa de River. Incluso encontró oportunidad en la expulsión de Cáceres y se quedó con una línea de tres mentirosa en el fondo. Así River fue retrocediendo en el campo, ya sin Gallardo, y Boca creció en nivel y en peligro para el arco de Vega
Así Boca llegó al gol, con la segunda pelota peligrosa que tocaba Riquelme (la primera fue un tiro libre que paso cerca), puso un taco para la aparición de Palermo y el 1-1 final que se venía oliendo desde hacía rato. Siguió yendo Boca y lo pudo liquidar con un sorpresivo tiro libre de Román y un mano a mano de Gaitán que justo cerró Domingo, pero así y todo dio la sensación de ser menos claro y punzante que River en la primera mitad. Incluso en el complemento la más clara, sin contar el gol de Palermo, fue de River, con Abelairas acertándole al palo de Abbondanzieri.Para el olvido queda el arbitraje de Saúl Laverni, cuyo debut en el Superclásico, lejos estuvo de ser bueno: se comió las dos manos de Buonanotte previo al penal que le comete Monzón (fue penal), Abbondanzieri se adelanto un metro y medio al detenerle el tiro a Ortega, y para coronarla, compro la actuación de Guillermo Barros Schelotto Ortega y expulsó a Cáceres.
Fue empate, sin mayores merecimientos para uno u otro. Aburrieron por momentos y por otros, muy pocos, intentaron entretener. Así pusieron punto final a los Superclásicos cosecha 2009, dejando un pobre empate, de señas particulares idénticas al del torneo anterior.
Nuevamente, quedan en deuda.
Las fotos son de Cancha Llena
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